3 Ideas para crear tus propios Diarios de Viaje


Soy una persona que olvida fácilmente.
Mi presente, así como las imaginaciones sobre el futuro me llenan de tanta esperanza que suelo abandonar el pasado.

Los Diarios de Viaje, para mí, son un pedacito de vida que le dejo escrito a le Santimaría del futuro para que recuerde tanto las cosas bonitas como los momentos difíciles del día a día.

Estas son mis tres ideas para continuar llenando y decorando libretas, blocs y cuadernos.



1. Valorar tu experiencia de vida.

Toda Vida es un Viaje distinto. Cada quien tiene sus propias maletas, sus razones para (re)encontrarse, sus propios recursos, sueños, fantasmas del pasado… Y por mucha buena memoria que lleguemos a tener, siempre hay eventos, situaciones, personas y lugares que olvidamos.

Es más, cuando no reflexionamos sobre quién somos, lo que tenemos o lo que queremos, es fácil perderse u olvidar valorarnos teniendo en cuenta lo que hemos hecho, lo que queremos o con quienes hemos compartido.

[Estos escritos me han permitido saber que mi vida vale mucho para poder ver y sentir las maravillas de la carretera. Conocer, saber los nombres de los ríos y las montañas…]

De hecho, siento que tener estas claridades me habría dejado disfrutar mucho más de mi viaje (de cinco años) por Bogotá. Habría valorado esas idas a Chipaque, Choachí, Sesquilé, Sibaté, La Calera, Cajicá, Facatativá, Tenjo, Sogamoso, Duitama… y tantos otros lugares por los cuales siento que solamente pasé y consumí:

Sin reflexionar tanto, sin pensar tanto. Sin sentir tanto.


2.  Memoria poética y creativa.

Recuerdo bien que inicié mi primera libreta-Diario-de-Viaje luego de haber asistido a un taller de poesía. Ahí, cada suspiro, paso, mirada o sonido tenía su propio peso poético.

Guardar las impresiones de la cotidianidad permitiría, luego, crear versos y dejarlos descansar.

Entre más reposen, entre más se añejen esos versos, mayor valor y trabajo representarían.

E igualmente, para cualquier creación artística, los diarios de viaje permitirán tener insumos para dedicarse a explorar en los recuerdos y el alma propia del artista.

C R E A R

 



3. Reflexionar, llorar, cambiar.

Mis Diarios de Viaje son supremamente emocionales y personales. Ahí pongo sueños, miedos, pensamientos que no puedo dialogar con nadie, sentires, recuerdos, imaginaciones…

Y eso tan personal hace que sean tan relevantes. Han hecho que escribir se vuelva un ritual para mí. Me sonrío, lloro, pienso en esas pequeñas cosas que la cotidianidad y la monotonía nos quitan.

Han sido una gran herramienta para escribir sobre mi pasado, reflexionar sobre mis errores, aprender a pedir perdón, sanar y esperar a contribuir en la construcción de un mundo nuevo del tamaño de los sueños de estas nuevas generaciones.

De hecho, los momentos en que he parado en carretera para escribir, han sido unos de los momentos más reveladores de mis últimos meses.



¡Anímate a escribir tus propios Diarios de Viaje y cuéntame de tu experiencia!

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