Cómo huir sin evadir(se) y reflexionar en el camino.



Museo La Tertulia, Cali. Diciembre 2020.

¿Has sentido esa necesidad gigantesca de irte, alejarte, largarte de casa, de tu ciudad, y tu familia? ¿Se te hace usual perder el sentido de la cotidianidad y olvidar qué es lo que amas de seguir en esta vida-je?

Alguna vez leí algo que hablaba sobre la necesidad de “extrañarse” para comprender la ciudad, de la necesidad de alejarse de los problemas para encontrarles otras posibilidades, de apartarse de las personas para valorar su compañía…

¿Cómo es extrañarse?

     Es ir hacia campos inimaginados
     Es romper la rutina
     Es huir
          por momentos
          o para siempre
     Es hacer cosas distintas
     Es la curiosidad
                es amar de forma intensa
                                     D i s t i n t a.


Panorámica de Sandoná desde su Carretera hacia Pasto.

Bejamin me hizo pensar en la necesidad de perderse para encontrarse. Así, huir dejó de ser para mí, sinónimo de evadir. Huir se ha vuelto una necesidad cotidiana para reflexionar, repensar, buscar y volver.

A veces solamente me hace falta salir de una reunión, coger la moto, andar y parar en una carretera para reconocer de forma distinta ese asfalto, esas señales, ese paisaje. Mirar los campos labrados, el atardecer. Mirar los barrios y sentirme entranjerx, lejos. Perdide pero familiarizado. Percatarme de lo lejos que se ven esas montañas, recordar cuánto amo ver paisajes, los contrastes, la gama de colores de las nubes y los árboles a la distancia.



A pesar del miedo constante al silencio, a la soledad, a pensar en nosotrxs mismes y a reflexionar sobre la cotidianidad, decido escribir para descifrarme y hacer caminos propios sin temer a la caída.



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