Nuestra experiencia con el modelo de gestión cultural horizontal

Desde el 2020 venimos trabajando con diversas comunidades en Pasto, Patía, Bogotá y algunos corregimiento de Ipiales; allí nos encontramos con personas llenas de esperanza, con vocación de transformación y fuertes vínculos comunitarios. 

Nos topamos con esos lugares de amistad, cuidado y crecimiento que nos han permitido reflexionar y trabajar desde las potencialidades de la cultura y el trabajo en red para construir otras realidades. En esos procesos conocimos a personas que imaginan y comparten sus ideas para potencializar los lugares que habitan desde lo que tienen y lo que desean alcanzar. 

Así, todos los proyectos que hemos apoyado han sido construídos a partir del trabajo conjunto con personas sabias y soñadoras que le apuestan a sus comunidades, culturas y territorios, reconociéndose como agentes activos en todas las etapas de sus ideas y proyectos: desde plasmarlos en un documento, hasta ejecutarlos y ver cómo otrxs disfrutan de ellos y confían en que es posible sostenerlos en el tiempo. 

De esta manera el trabajo se convierte en un proceso de diálogo e intercambio de ideas, expectativas y experiencias muy valiosas; las cuales contribuyen a la construcción de procesos culturales en los que todas nos involucramos profundamente, reconociendo nuestras potencialidades, estrechando lazos de compañerismo y comprometiéndonos con los lugares y personas con las que trabajamos, lo que nos hace desear volver, fortalecer aquello que iniciamos juntas y continuar buscando diferentes formas (convocatorias, instituciones, ONGs, etc) de financiar y prolongar los procesos transformadores a través de la cultura. 

Haciendo este recuento de nuestras experiencias en los últimos años nos damos cuenta de que Cultura Itinerante funciona bajo el modelo de gestión cultural horizontal. Y tú… ¿te has preguntado de qué manera piensas tus proyectos y trabajo con comunidades?