¿Por qué parar en carretera? Ideas para desafiar la velocidad.
Parar en carretera da miedo.
Carros, camiones, tractomulas y motos suelen ir a tanta velocidad, que a pesar
de arrinconarme a un lado de la berma, el pensamiento de un posible golpe me
asusta.
De hecho, las personas que viajan andan con mucho afán, como si el trajín
de una ciudad gigantesca se les hubiera atascado en la psique y vinieran
buscándolo a toda velocidad.
El miedo no me impide fantasear con la posibilidad de gritarles: ¡Atrévanse a parar!
- Bájate,
- camina un poco y
- date un par de minutos u horas para observar.
Nada más. Siente el silencio de la carretera, el sonido del viento y sus
texturas golpeando tus mejillas. Huele tu entorno hasta percibir la suavidad
del aire recorriendo tus pulmones…
En la calma hay mucho por hacer y percibir. Escucha lo que los pájaros
cantan, aprecia lo que enseñan con su vuelo, quédate estupefacte observando las
montañas, sintiendo su edad y su sabiduría.
La velocidad y el tiempo existen únicamente porque podemos sentirlos desde
el fondo de nuestro ser y nuestras entrañas. Así, puede que transcurran los
miles de años de existencia de ese paisaje durante un pequeño minuto que
dediques a observar un árbol florido en la lejanía.
Observa. Siente. Desafía la velocidad.
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