Cómo huir sin evadir(se) y reflexionar en el camino.
¿Has sentido esa necesidad gigantesca de irte, alejarte, largarte de casa, de tu ciudad, y tu familia? ¿Se te hace usual perder el sentido de la cotidianidad y olvidar qué es lo que amas de seguir en esta vida-je?
Alguna vez leí algo que hablaba sobre la necesidad de “extrañarse” para
comprender la ciudad, de la necesidad de alejarse de los problemas para
encontrarles otras posibilidades, de apartarse de las personas para valorar su
compañía…
¿Cómo es extrañarse?
Es ir hacia campos inimaginados
Es romper la rutina
Es huir
por momentos
o para siempre
Es hacer cosas distintas
Es la curiosidad
es amar de forma intensa
D i s
t i n t a.
Bejamin me hizo pensar en la necesidad de perderse para encontrarse. Así,
huir dejó de ser para mí, sinónimo de evadir. Huir se ha vuelto una necesidad
cotidiana para reflexionar, repensar, buscar y volver.
A veces solamente me hace falta salir de una reunión, coger la moto, andar
y parar en una carretera para reconocer de forma distinta ese asfalto, esas
señales, ese paisaje. Mirar los campos labrados, el atardecer. Mirar los
barrios y sentirme entranjerx, lejos. Perdide pero familiarizado. Percatarme de
lo lejos que se ven esas montañas, recordar cuánto amo ver paisajes, los
contrastes, la gama de colores de las nubes y los árboles a la distancia.
A pesar del miedo constante al silencio, a la soledad, a pensar en nosotrxs mismes y a reflexionar sobre la cotidianidad, decido escribir para descifrarme y hacer caminos propios sin temer a la caída.
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